Escucho una voz entrecortada, el motor del tren, y un pitido. El revisor me pide el carné joven. Lo saco de la cartera, está desgastado pero sigue siendo válido. Me da las gracias y continúa su ruta por el vagón 3 del «Regional A Coruña-Vigo Guixar». Los pitidos se repiten con cada nuevo pasajero que registra su billete. Todo en orden.
Hoy el tren salió tarde, la voz entrecortada pregunta: ¿A qué se debe el retraso?. Un fallo en la red eléctrica, constesta el revisor.
No parece ser un fallo grave, tan solo nos retrasamos 10 minutos. Son las 10:12 de la mañana. Hoy me apetece escuchar música, pero el motor del tren hace suficiente ruido como para que no me concentre en Uchi Wala-Maffio un tema musical alegre muy acorde con la sensación real de haber ido a visitar a una de las personas que más quiero en este mundo. Pero eso, es otra historia.
Aún con los cascos puestos y el motor del tren, una voz femenina se entremezcla con la música de fondo. Es la misma voz entrecortada del principio hablando apasionadamente sobre una novela histórica cuyo personaje principal está a piques de derrotar al fascismo.
Llevo varios intentos fallidos para estar enfocado en una tarea. Finalmente decido deslizar los cascos hacia atrás, dejándolos reposar en mi cuello dando plena libertad a mis orejas parabólicas para registrar lo que parecía ser, y era una conversación muy interesante.
Josefa, viaja junto a sus tres amigas jubiladas Lourdes, Pilar y Marta (Nombres ficticios). Pese a la voz entrecortada, la conversación gira entorno a sus historias.
Josefa ha viajado por medio mundo, recuerda con morriña, sus aventuras en Marruecos. Hoy va por primera vez a Pontevedra. Recomienda a sus amigas un museo en Carballo y mientras Pilar y Marta hablan sobre sus ganas de hacer planes culturales, Josefa ha encontrado una web donde comprar entradas gratuitas para unas jornadas de música Jazz en directo. Lourdes es más callada, le duele la espalda y de vez en cuando se levanta para estirar un poco el cuerpo.
El vagón es tranquilo, se vislumbran ríos y montañas a través del gran ventanal. Las voces entrecortadas fluyen amablemente mientras el revisor regresa de haber pasado revisión y… me fijo en un detalle: La mascarilla de este hombre es una FFP2 blanca, pero a diferencia de cualquier otra mascarilla del mismo tipo, esta tiene dibujados unos ojos y una amplia sonrisa. Y no es una forma de hablar lo que digo, es tal cual. Dibujado a bolígrafo con trazos infantiles, podríamos estar hablando de una entrañable historia cuyo inicio os dejo imaginar.
Mientras, Josefa continúa hablando de una novela apasionante, de la cual lleva ya más de 100 páginas leídas esa misma mañana. «La historia siempre se repite» dice. Y tanto que sí, responde Lourdes. «Sin escucha, ni reflexión sosegada la polarización se hace fuerte. La Pandemia nos ha enseñado muchas cosas, pero la mayoría no son nuevas. Los tiempos cambian, y las tecnologías nos ofrecen ciertas facilidades. Pero sin el conocimiento, todo esto se hace inútil.»
Llego a mi destino motivado, alegre, y satisfecho de poner a prueba mi escucha. Ahora me toca reflexionar, comer con mis padres y ponerme al día con la nueva remesa de familiares vacunados y restricciones vigentes en la ciudad. Después, echaré una siesta y leeré 10, 20 o 100 páginas de alguna de mis lecturas a medio terminar. Josefa me ha animado a seguir leyendo, y el revisor me ha sacado una sonrisa extra.
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