Gané una apuesta y me rapé al cero

(Ilustración de Adriel- Artículo de @adrielsalgado_k)

Tan solo hace 5 minutos que me lo acabo de cortar. Pero las preguntas ya empezaron a surgir desde que cogí la maquinilla. ¿Era este el momento que tanto tiempo llevaba esperando?¿Por qué ahora y no las otras veces?¿Afectará esto a mi seguridad?¿Qué pensará la gente de mi?¿Podré aprender algo de todo esto?

Todo comenzó con un acto de valentía. Hace 3 años le propuse a mi peluquero hacer una «locura». De aquella, usaba gomina todos los días, me pasaba delante del espejo horas, cogía el secador y empezaba a jugar con el peine hasta dejar el tupé medianamente bien (Para que al salir de casa, volviera al estado natural que la gravedad le imponía). Llevaba años de continua preocupación por mi aspecto, y solo quería romper con eso. Pero no me atrevía, pasaron dos veranos más y siempre hacía el mismo planteamiento, obviamente veía en la cara del peluquero el rostro de la resignación, sabía que yo nunca lo haría. Y tenía razón, mi yo de aquel entonces nunca lo haría.

Todo cambió hace un año. La grandes aspiraciones de un joven estudiante de diseño, se estaban haciendo realidad. Estaba siendo más productivo que nunca, pero como no… tras una semana de productividad, venía lo contrario. No se muy bien, si eso mismo se puede reflejar en mis notas, pero es un tema a parte. El aprendizaje por parte del propio alumno, varía según aquello que él intenta mejorar, no según lo que el temario intenta enseñarle. Y es que, podía no ser el mejor según las calificaciones, igual no estaba invirtiendo el tiempo que se me daba para aprender «y», sino «x» por mi cuenta. No quiero, decir que sea la mejor opción, simplemente, que era la que estaba y sigo tomando en este mismo momento.

Cuando eres productivo, ¿no te da la sensación de que el día se te pasa volando? Ahora ponle horas y horas delante del espejo y la televisión… Normal que pase volando.

En ningún momento estoy diciendo que el pelo largo sea una traba. Pero, para mi lo fue por momentos, y aunque ello pueda representar un 5 % de mi tiempo vital.  Ahora la decisión no formaba parte de un acto de valentía, sino de curiosidad. En el momento que te paras a pensar las consecuencias de un acto irrelevante como cortarte el pelo, surge lo mejor de todo. Notarlo en tu alrededor y ver como tu sentidos se preparan para sorprenderse y enfrentarse a «algo nuevo» (Cuando naciste también eras calvo, pero eso no cuenta ). Ya no es un acto de valentía, es una apuesta propia donde si dejo que la duda llegue a mi mas profundo ser, habré perdido la partida otra vez (Me han y me he auto considerado Hipócrita muchas otras veces, esta no iba a ser una de ellas). Fue entonces, cuando quise ganar la apuesta y me corté el pelo.

Esperar al momento donde más cómodo estás, para dar el salto. Cambiarlo de repente todo para generar nuevos retos, conseguir retar a tu yo interior más hater. Conseguir enfrentarte a los miedos que te infunde la mente, que a fin de cuentas son los que día  a día nos impiden hacer todo aquello que realmente sentimos. Nos hace ganadores de nuestra propias apuestas y con ello diseñadores de nuestra propia vida.

 

Una respuesta a “Gané una apuesta y me rapé al cero”

  1. […] Gané una apuesta y me rapé al cero […]

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